lunes, 26 de diciembre de 2016

Ojos de agua, Domingo Villar

¡¡Buenas y navideñas noches a tod@s!!

Hoy os traigo un libro corto, el primer caso del inspector Leo Caldas, Ojos de agua, del autor gallego Domingo Villar. Está editado por Debolsillo, tiene 187 páginas y cuesta la módica cantidad de 8'95 Euros, como veis, no mucho para darnos una vuelta por Galicia y conocer al inspector Caldas y al agente Estévez, su "ayudante". Ya os digo que no os arrepentiréis.

Como en la mayoría de historias de este tipo, tenemos a una pareja de agentes como protagonistas, que son totalmente opuestos en físico, carácteres y puntos de vista.

Por un lado tenemos a Leo Caldas, inspector de la policía de Vigo, de carácter tímido y reflexivo, con una forma de actuar pausada y lógica. Participa en un programa de radio en Onda Vigo, "Patrulla en las ondas", donde los ciudadanos llaman para comentar sus problemas directamente a la policía y ver si consiguen resolverlos, esto hace que el inspector, muy a su pesar, sea una especie de celebridad en la ciudad.

Por otro lado tenemos al agente Rafael Estévez, de Zaragoza, que ha sido enviado a Galicia como castigo por sus métodos poco comunes, de los que veremos innumerables ejemplos a lo largo de la novela. El agente Estévez es brusco, poco amigo de pasar desapercibido, irascible, de tamaño descomunal y con poca paciencia, especialmente para entender el carácter gallego, lo que dará pie a numerosos chascarrillos entre éste y sus diferentes interlocutores.

La historia comienza cuando el cadáver de un saxofonista aparece en terribles condiciones en la Torre de Toralla, un complejo de apartamentos con seguridad privada, normalmente frecuentados por turistas, pero que en la época del año en que transcurre la novela (mayo) están deshabitados prácticamente en su totalidad. Y allá que se dirige nuestra particular pareja de detectives. Si bien el inspector Caldas tiene a "su cuidado" al agente Estévez, e intenta que éste no se meta en líos con sus particulares métodos de investigación,  no siempre logra controlar sus salidas de tono, al menos, no todo lo que debería, lo que suele traducirse en problemas con sus superiores.

El libro está escrito de forma amena, cada capítulo comienza con una entrada de diccionario que define una palabra relacionada con ese capítulo. Lo opuesto de los dos agentes a veces da lugar a situaciones cómicas que nos arrancan una sonrisa en medio del escenario del crimen. Personalmente me ha gustado la historia y pienso seguir con el segundo caso de este dúo de agentes, La playa de los ahogados.

Recomendado para cualquiera que quiera pasar un buen rato en estos días navideños en los que solemos disponer de más tiempo para leer, especialmente para asiduos a la novela negra, con una pizca del sentido del humor, ironía, y por qué no decirlo, de la ambigüedad gallega.

UN SIETE